Dijo Jesús a sus Apóstoles: El que ama al padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a Aquel me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa.
Seguir a Jesús exige un fuerte compromiso, el de “no anteponer nada al amor de Cristo”. El seguimiento de Jesús y la opción fundamental por el Reino ordena todos nuestros amores y hacen que pongamos en primer lugar a los pequeños. Así, la vida se llena de sentido; así, la ganamos.
¡BUEN DOMINGO!