Aprendimos…
Aprendimos a valorar los abrazos, la cercanía, la mirada fraterna. Aprendimos que la felicidad no se sustenta en las cosas materiales, sino en los afectos, los sentimientos y la plenitud que genera el ayudar a nuestros hermanos.
Aprendimos el valor de la SENCILLEZ. Aprendimos que solos no podemos, que somos débiles y tenemos limitaciones y tuvimos que aprender a convivir con ellas. Aprendimos que trabajar colaborativamente con los otros es el único camino hacia el éxito, que las fortalezas de nuestros hermanos no son una amenaza, sino una oportunidad para ser mejores personas. Aprendimos a confiar.
Aprendimos el valor de la HUMILDAD. Aprendimos que no somos dioses y que hoy más que nunca debemos respetar nuestra casa común.
Aprendimos a ser solidarios con el aquel que nos necesita, a demostrar nuestro amor, a aceptar las diferencias con cariño, a disponernos con misericordia a la enseñanza. Aprendimos que Jesús es el único Camino, la auténtica Verdad y la Vida que nos hará felices.
Aprendimos la paz de la CARIDAD. Este año nos desafió, nos expuso a todos y cada uno, nos permitió conocer mejor a los que nos rodean y fundamentalmente nos invitó a revisar nuestra interioridad para construir una vida nueva alejada de las vanidades de un mundo egoísta para proponernos la novedad y la alegría del evangelio. Que la Vida nos ofrezca la oportunidad de enseñarnos, no significa que hayamos aprendido. Aprender depende de nosotros.
Como siempre, JUNTOS EN LA MISMA BARCA. Qué disfruten del Anuario 2020.